Los orígenes anglicanos en el país se remontan a 1824 cuando el gobierno argentino permitió el primer oficio religioso. A mediados del siglo XIX, se realizaron importantes desplazamientos de la población de la ciudad hacia la periferia, debido a la fiebre amarilla, y por la construcción del ferrocarril.

Los residentes británicos del barrio de Belgrano solicitaron contar con su propia iglesia. Así, el obispo Waite Stirling autorizó la compra del terreno actual el 13 de marzo de 1896. De inmediato 

Se iniciaron los proyectos para construir la iglesia, que fue terminada en el lapso de seis meses y medio, e inaugurada el 8 de noviembre de ese año en una ceremonia religiosa presidida por el obispo Stirling, ante unos trescientos cincuenta fieles.